A lo largo de la costa entre Ostende y Blankenberge

Entre Ostende y Blankenberge hay zonas de dunas más largas y contiguas. Aquí incluso se pueden encontrar restos de una duna parabólica. Es maravilloso recorrer en bicicleta unos kilómetros a lo largo de la costa desde Blankenberge hasta Ostende, para relajarse y disfrutar de las hermosas vistas al mar. La historia de Ostende se remonta al siglo IX, cuando se encontraron los primeros vestigios de habitación. Los pescadores vivían de lo que el mar les ofrecía y los pastores arreaban sus animales por los campos. En 814, el entonces pequeño pueblo fue donado a la abadía de San Bertino en Saint-Omer, pero en 1267 la ciudad de Ostende recibió sus propios derechos de ciudad. A pesar de ello, Ostende no tenía murallas, fortalezas ni bastiones para mantener alejados a los enemigos.

En 1372 la ciudad fue fortificada con empalizadas, pero finalmente la ciudad perdió ante un enemigo indestructible y los habitantes tuvieron que entregar gran parte de Ostende a constantes inundaciones y fuertes tormentas. Después de una última gran inundación en 1447, la ciudad fue reubicada en gran parte y Ostende quedó más lejos del mar.